A mitad de tour la Sánchez ya está diciendo que teme que al regresar a Cuba no la dejen salir más. Digamos que se cree que toda su importancia gira alrededor de su posibilidad de deambular. ¿Tiene complejo de viajante? ¿Vende alfombras persas? Porque un país de 11 millones de habitantes donde el problema se reduzca a entrar y salir no es país, es una terminal de pasajeros. Pasear le gusta a cualquiera, pero no todos lo pueden hacer ni es la prioridad de todos. No en Cuba sino en cualquier otra parte del planeta. Incluso esta Sra. dice -se cree- que la reciente Ley migratoria cubana es gracias a ella. Ya si llueve, si se desborda un río o si venden plátano en Matanzas, tiene que ver con ella. Eso tiene un nombre en el manual de los troques mentales: delirio. Hay gente poco preparada en la vida que, si les suena la fama, no saben asimilarla en su masa encefálica, no la absorben sus neuronas para la comprensión. Es posible que cuando regrese a La Habana en el Aeropuerto -igual que el cuento del gato de Álvarez Guedes- hasta le diga al agente de aduana: Mira, métete mi pasaporte por el culo.
(Tomado del blog de ©varela)
Je,je,je le paso como al profesor Mentepollo: se le subio la fama a la cabeza!