Esos que se prestan raudos y veloces para incrementar las campañas de falsedades contra la Cuba socialista que tanto aborrecen, callan contra las verdaderas violaciones de los derechos humanos que se cometen en los Estados Unidos.
Así es cómo actúan varios diarios del Norte, entre ellos The Wall Street Journal, quien se sumó recientemente a las acciones de guerra psicológica contra Cuba, cruzada mediática incrementada en los últimos meses para tratar de sembrar una matriz de opinión negativa en el público norteamericano.
Sin embargo, no hay un solo editorial para denunciar la triste realidad que se vive en las cárceles de Estados Unidos, afirmada el pasado 8 de marzo 2017 por la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional, uno de los organismos encargados de la vigilancia interna del Gobierno, donde se expresa entre otras violaciones, informes de la comida descompuesta, duchas mohosas y la mezcla de detenidos de alto y bajo riesgo, en el centro de detención para inmigrantes Theo Lacy, en el condado Orange, al sur de California.
En dicho reporte se describen los altos riegos para la salud humana que existe en dicha prisión y para la seguridad de los recluidos, centro administrado por la policía de ese condado, bajo un contrato firmado con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus iniciales en inglés).
La gran prensa de Estados Unidos no hace editoriales revelando esas constantes violaciones a los derechos humanos, a pesar de que activistas por los derechos de los inmigrantes, critican ese y otros centros de detención en otros estados, incluidos Arizona, Nuevo México y Texas.
Se conoce que, en el Centro de detención Eloy, en Arizona, bajo administración privada, hubo un brote de sarampión el pasado año 2016, y producto de sus malas condiciones higiénicas desde el año 2004 se reportan 15 fallecimientos.
Si algo parecido sucediera en Venezuela, Cuba, China, o Rusia, no alcanzarían las páginas de los periódicos norteamericanos para sus campañas, pero como es en el país “paradigma de los derechos humanos”, el silencio es la mejor propaganda.
Ante ese caso y otros mucho peores, el Comité de Naciones Unidas no se pronuncia, y cuando hace dos años convocaron al Departamento de Estado de Estados Unidos, a declarar por las torturas que se comenten contra los prisioneros en la cárcel de la Base Naval en el territorio cubano de Guantánamo, rápidamente se diluyó la información, sin cruzadas mediáticas similares a las que inventan contra Cuba.
Estados Unidos es el segundo país del mundo con mayor índice de presos, 693 presos por cada 100 mil habitantes, y en 2016 registró más de 15 mil muertos y alrededor de 30 mil 500 heridos víctimas de violencia armada, a lo que se suma el trato discriminatorio hacia las minorías étnicas, con la peor diferencia salarial en 40 años entre negros y blancos, unido al mal trato que reciben.
Esas verdades no son condenadas, y encima de eso se auto proclaman “campeones de los derechos humanos del mundo”, confeccionando listados acusando a otros, cuando ellos son los mayores violadores del planeta, algo que bien merece una serie de editoriales del diario The Wall Street Journal y su similar The Washington Post.
No se equivocó José Martí cuando expresó:
“De ese pueblo del Norte hay mucho que temar, y mucho que parece virtud y no lo es, y mucha forma de grandeza está hueca por dentro como las esculturas de azúcar”.