Por: Saul Landau y Nelson P. Valdés
Los norteamericanos tanto liberales como conservadores han festejado a la bloguera cubana Yoani Sánchez. Ella se ha convertido en la nueva heroína de la “resistencia al comunismo”, una mundialmente famosa alborotadora dentro de Cuba. Yoani también adquirió un status semiprincipesco en Europa Occidental, gracias a la amplia circulación por Internet de su blog Generación Y. (Los cubanos de cierta época recibieron nombres que comienzan con Y). Ella cuenta en sus columnas descripciones de la vida diaria en Cuba, basándose en rumores no verificados, para hablar pestes del gobierno cubano. Las columnas aparecen en el Huffington Post, El País, Die Zeit y otros prestigiosos periódicos. En Cuba, pocos leen su blog; ni tampoco la mayoría de los cubanos conocen su nombre. Muy pocos reconocerían su rostro si la vieran.
La semana pasada, Yoani, después de visitar Brasil, Argentina y México, hizo escala en Nueva York y Washington, D.C. Lo más importante sucedió en la capital de la nación, incluyendo una reunión muy comentada con miembros de ambas cámaras y personal de la Casa Blanca. Acababa de presentar su caso a las legislaturas de Brasil y México, donde mencionó importantes temas de las relaciones EE.UU.-Cuba, temas que repitió en Washington.
“Mi posición es que el bloqueo debe terminar”, dijo, “porque es una actitud intervencionista en la que un país quiere cambiar la situación interna de otro”. Añadió que “no ha funcionado. Si la idea original fue crear malestar popular para que el pueblo se echara a las calles y cambiara al gobierno totalitario, no ha funcionado: incluso hasta como método de presión ha fracasado. Debe terminar lo antes posible porque es la razón que da el gobierno cubano para explicar su fracaso económico”. Yoani ya había patentado su oposición a la prohibición de EE.UU. a que sus ciudadanos viajen a Cuba. “Si se eliminan las restricciones de viajar a Cuba”, escribió ella al representante Howard Berman el 19 de noviembre de 2009, “los norteamericanos disfrutarían de un derecho que se ha infringido en los últimos años –el de viajar libremente sin castigo a cualquier latitud”.
Cuando se le preguntó acerca de su posición sobre la base militar de EE.UU. en Guantánamo, Yoani respondió: EE.UU. debe retirarse de la base, “porque yo soy una ‘civilista’, una persona que respeta el sistema legal, y no podría estar de acuerdo con la ocupación de un espacio, lo cual muestra que el ocupante no respeta la ley”. ¿Cuál ley y de quién? No lo aclaró.
En Brasil respondió a una pregunta acerca de los Cinco de Cuba, miembros del Ministerio del Interior que actualmente se encuentran encarcelados en prisiones norteamericanas. EE.UU. debiera ponerlos en libertad debido a “la cantidad de dinero que el gobierno de mi país está gastando en esta campaña mundial con viajes en avión por todo el mundo. Ocupa espacios en la prensa y derrocha horas en las escuelas hablando de estos cinco prisioneros”, explicó.
Ella trivializó sus explicaciones de los cambios de política deseados. Al discutir el caso de los Cinco de Cuba, Yoani banalizó la naturaleza de la tarea de los agentes. Cuba envió a agentes al sur de la Florida a principios de la década de 1990 para ayudar a evitar los sabotajes. Los agentes se infiltraron en grupos violentos del exilio cubano que habían seleccionado lugares turísticos como objetivos. La inteligencia cubana luego recirculó los datos de sus agentes al FBI, el cual en una ocasión usó la información para incautarse de una lancha atracada en el río Miami y llena de armas y explosivos con destino a Cuba.
En 1998, el FBI arrestó a los miembros de una red cubana de espionaje. Fueron acusados de conspiración para cometer espionaje, pero no de espionaje. Gerardo Hernández, el coordinador de la red, fue acusado de conspiración para cometer asesinato sobre la falsa suposición de que había suministrado a La Habana los planes de vuelo de aviones de Hermanos al Rescate que invadieron el espacio aéreo cubano y fueron derribados, causando la muerte de dos pilotos y dos copilotos. El gobierno no poseía evidencia que demostraran sus acusaciones. Es más, José Basulto, el líder del grupo Hermanos al Rescate, había anunciado los planes de vuelo. Pero un jurado de Miami declaró culpable a Gerardo y la jueza lo condenó a dos sentencias de cadena perpetua. Los otros cuatro también recibieron largas condenas de prisión. Mientras Cuba censuraba el falso presidio político de los Cinco, Yoani ofreció un pretexto trillado para ponerlos en libertad.
La ironía de que en la aparición de Yoani en EE.UU. ella fuera coronada por los medios norteamericanos y el Congreso como la Reina Virtual de los Disidentes, es que ella ha planteado los mismos puntos que el gobierno cubano ha reiterado durante décadas. Pero ni los funcionarios gubernamentales ni la prensa lo reconocieron. Los medios se enfocaron en las interrupciones ocasionales por parte de izquierdistas airados, en vez de reportar el contenido de sus charlas. Miembros del Congreso y de personal de la Casa Blanca festejaron la visita de una persona importante y prestaron poca atención a la coincidencia de sus posiciones y las del gobierno cubano.
Ninguna noticia principal reflejó la ironía de que la más famosa disidente de Cuba planteara el caso que el gobierno cubano ha estado presentando. Eliminen el embargo, liberen a los Cinco, permitan que los norteamericanos viajen a Cuba, y retírense de Guantánamo. Los medios tampoco mencionaron asuntos que Yoani ignoró. Cuba le permitió viajar al extranjero y reunirse con los enemigos jurados del régimen cubano. Ella tampoco reconoció las reformas que han tenido lugar recientemente en Cuba, como los espacios políticos concedidos a instituciones religiosas para que publiquen revistas y otras publicaciones que son abiertamente críticas. Es más, los cubanos a los que se les prohibía regresar de visita a Cuba ahora pueden hacerlo.
Los medios norteamericanos la han posicionado como la disidente representativa de la era de la tecnología de la comunicación. Ella envía su columna semanal de Internet desde hoteles cubanos, o por medio de memorias flash desde la Sección de Intereses de EE.UU. y otras embajadas. Cada columna es un ataque al gobierno cubano.
La princesa de la comunicación digital ha hecho su triunfante debut. Pero en apariencia nadie con poder o en los medios principales ha estado interesado en lo que ha dicho. Sin embargo, el gobierno cubano debiera estar orgulloso de ella. Ella ha usado lenguajes diferentes para plantear el caso gubernamental al Congreso, la Casa Blanca y el público. Los ojos vieron, pero los oídos estaban cerrados. ¿Habrá escuchado alguien que además de las críticas al gobierno cubano, ella pidió a Washington que cambie su política hacia Cuba?
Los filmes de Saul Landau Fidel y Por favor, que el verdadero terrorista se ponga de pie, están disponibles en DVD por medio de cinemalibrestudio.com.
Nelson Valdés es Profesor Emérito de la Universidad de Nuevo México.
(Publicado originalmente en inglés en CounterPunch y en español en Progreso Semanal)
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