Por Arthur González
Como si fueran pocos los problemas de todo tipo que confronta el Gobierno de Mariano Rajoy, diplomáticos españoles se suman a la injerencia en los asuntos internos de Cuba, como prueba de su fidelidad a la política que ejecuta Estado Unidos.
El 10.08.2016 Raquel Gómez Cambronero- Álvarez, Ministra Consejera de la Embajada de España en Cuba, viajó de La Habana hasta la provincia de Villa Clara, ubicada en el centro de la isla, para visitar al “disidente” Guillermo Fariñas, quien realiza un nuevo show mediático para reforzar la imagen diseñada por especialistas en guerra psicológica de la CIA, de que la Revolución “viola los derechos humanos”.
Vergüenza debería darle a la diplomática española tener que cumplir esas órdenes provenientes de la Moncloa, cuando en su patria se incrementan los suicidios por la falta de trabajo, los inhumanos desalojos de aquellos que no pueden pagar su renta, y el creciente aumento de la pobreza infantil, la que ya sobre pasa el 36 por ciento de su población, lo que hace hoy de España un país en total crisis económica amenazada de ser sancionada por la propia Unión Europea.
Ministra Consejera parece olvidar que Fariñas cumplió prisión hace años, no por tener ideas diferentes al socialismo, sino por agredir de forma violenta a la directora del Hospital Pediátrico de la Habana, cuando labora en esa institución y no querer aceptar las orientaciones profesionales de la directiva.
También la señora Gómez, obvió que el referido “huelguista” presume de sus estrechas relaciones personales con el asesino terrorista Luis Posada Carriles, uno de los autores de la voladura en pleno vuelo del avión civil cubano, donde murieron 73 inocentes, además de los actos terroristas contra instalaciones hoteleras habaneras, que dejaron varios heridos y un turista italiano muerto
¿Puede un diplomático europeo que dice defender los derechos humanos, interesarse por el amigo de un terrorista?
¿Cómo reaccionaria España si un diplomático cubano fuese a visitar a un amigo de los terroristas que pusieron la bomba en el aeropuerto y en el metro de Madrid?
Cuba lleva 58 años soportando las campañas de mentiras y la intromisión en sus asuntos internos, la creación y financiamiento de la fabricada oposición, que, según los documentos oficiales ya desclasificados, fue creada por la CIA para intentar dividir al pueblo y ejecutar acciones subversivas.
Todo es parte del mismo juego para sumarse una vez más a los dictados de Washington, que no se resigna a ver a su vecino del sur independiente y soberano.
El cambio de política efectuado por el presidente Barack Obama no contempla variar el capricho, iniciado y continuado por 10 administraciones anteriores, de destruir a la Revolución, esa que les quitó el sueño y la tranquilidad al declarar su carácter socialista, diseñando planes de terrorismo de Estado y cientos de intentos para asesinar a su líder Fidel Castro, todos fracasados.
Resulta increíble que una pequeña isla le produzca tanto temor y desasosiego al país más poderoso del mundo y tengan que recurrir a la creación de campañas tendenciosas plagadas de falsedades, para intentar empañar su obra, algo que ellos, ni España, ni otros países de Europa hicieron cuando la dictadura de Fulgencio Batista, se apoderó del poder mediante un golpe de Estado y asesinaba a mansalva a más de 20 mil cubanos.
Las personas honestas de este mundo saben lo que Cuba hace por los desposeídos, los que no tienen acceso a la educación y la salud pública, brindándole su solidaridad y compartiendo con ellos lo poco que tiene, no lo que le sobra.
Eso es precisamente lo que les quita el sueño a los gobernantes estadounidenses desde 1959, el ejemplo de Cuba, pues como dijera José Martí:
“… con los ejemplos sucede que es más fácil censurarlos, que seguirlos”.