“Castro doesn’t need spies in the United States; all he has to do is read the newspaper”
(Pte. John F. Kennedy)
Cualquiera que haya vivido en la Cuba de los tempranos ’80 sabe, así solo sea porque fue noticia regular en el periódico GRANMA, que las huelgas de hambre de miembros y simpatizantes del Ejército Republicano Irlandés tenían su cobertura de prensa. Pero llegar a la prensa era un complemento del efecto político que los irlandeses podían lograr a través de este modo de lucha. La dirección política del IRA presionaba a las autoridades carcelarias con desórdenes mayores en las propias prisiones si uno de sus huelguistas fallecía; y a los gobernantes de Londres con atentados contra los oficiales británicos presentes en territorio irlandés o contra objetivos en la propia Inglaterra. Eran presiones que funcionaban a partir de la abstinencia al consumo de agua y alimentos sólidos porque había un brazo armado que tomaba represalias, y una coordinación política con una estrategia. Decía que esto tenía salida a través de la prensa, pero ni era salir en los medios el objetivo primero, ni era tampoco algo imprescindible. Es más, algunas de estas maniobras solo tenían efecto si no pasaban por los medios. Los políticos británicos y la dirección del IRA tenían “noticias” de la marcha de los acontecimientos, de si iba a haber acuerdos o no, a través de mediadores religiosos, de civiles más o menos “neutrales” o de personas designadas por las partes.
Esto diferencia a las huelgas de hambre de los irlandeses de las emprendidas por compatriotas cubanos en los últimos tiempos, como las de José Daniel Ferrer, Martha Beatriz Roque o Guillermo Fariñas. Las de estos son huelgas de hambre diseñadas para la prensa. Es decir, para lograr determinados objetivos presionando a las autoridades a través de la repercusión mediática. Sobre enemigos, pero también -o principalmente- sobre amigos del gobierno cubano. Hoy la huelga de hambre está colgada al mecanismo de publicidad, que es quien decide el alcance político de la misma. Y esto rige también para la más reciente de Luis Enrique Santos Caballero en Placetas, Villa Clara. No es una variante peor ni mejor que la de los irlandeses; ni más valiente ni menos: es sencillamente distinta. Recuerdo el día que le comenté al productor de televisión Miguel Cossío Jr. que había mucha gente en Miami escéptica ante aquella última (o penúltima) huelga de hambre del opositor Guillermo Fariñas, que hacía como el número 23, a lo que el periodista replicó: “Fariñas es un monstruo”. O sea, alguien muy capaz en lo que está haciendo. Con el tiempo pude entender la ingenuidad de mi observación: La cobertura televisiva “Hasta el final, pase lo que pase…” de la huelga de hambre de Fariñas no era un riesgo de periodistas que desconocían su historial de abandono de 22 huelgas anteriores; el asunto era que en ningún momento la huelga de hambre de Fariñas entrañaba la posibilidad de morir. Fariñas manipulaba al gobierno a través de una huelga que solo era para la prensa y en ese sentido (supuestamente) le vencía, le tomaba el pelo, lo embromaba con algo que se le había “ocurrido” a alguien en un pasillo, un bar o un partido de dominó. En efecto: Fariñas era un monstruo.
Recuerdo también que la analogía entre los huelguistas de hambre irlandeses y los huelguistas de hambre cubanos también fue asumida -con bastante buena fe- por el escritor Frank Rodríguez; algún tiempo co-productor del mismo programa de televisión que Miguel Cossio Jr. Pero a pesar de ser un empleado de los medios, Rodríguez es un cubanoamericano con religión y formado en ciertos patrones morales e intelectuales que le impiden separarse totalmente del paradigma gnoseológico clásico centrado en la Verdad. Es a la contradicción descubierta a partir del “affaire Fariñas” a lo que yo atribuyo la notable disminución de la participación de Rodríguez en los proyectos mediáticos del anticastrismo miamense y su salida de la TV. Pero es solo una hipótesis.
La nueva era epistémica en que se ha ubicado la política, que ha aceptado la opinión y la apariencia como destinos, hace muy difícil diferenciar qué parte de ella es la que debe publicarse y cuál no. Algo elemental en tiempos de Maquiavelo y aún en los Weber.
El estudioso Arnaldo M. Fernández solía llamar la atención sobre una frase antológica de Kennedy que demuestra que, como todo, esta situación de promiscuidad entre lo público y lo secreto también tiene antecedentes. Incluso en el capítulo de la historia de la política anticastrista. Resulta que el 7 de abril de 1961, en vísperas de la invasión de Girón/Bahía de Cochinos, el periodista Tad Szulc publica un trabajo en THE NEW YORK TIMES titulado “Anti- Castro Units Trained to Fight at Florida Bases” donde da a conocer, entre algunas imprecisiones, información real sobre la invasión militar a la isla. Cita reportes de CBS con elementos del plan y apreciaciones significativas del Presidente Kennedy. Era tanto lo que estaba disponible en los medios de lo que se suponía era una operación secreta, que Kennedy habría expresado: “Castro doesn’t need spies in the United States; all he has to do is read the newspaper”. Es decir: Castro no necesita espías en los EEUU, le basta con leer la prensa.
Esto nos lleva a la cuestión más puntual y reciente de un grupo de artículos publicados por RADIO/TV MARTI que divulga algunas movidas de la oposición cubana en sus viajes por el exterior. ¿Transparencia o indiscreción informativa? ¿Revelación en la prensa de un plan, o un “plan” que se hace precisamente para ostentar en la prensa? El día 9 de junio de 2013 RADIO MARTI publicó una noticia bajo este comprometedor título: “Activistas cubanos se entrenan en Polonia”. Tenía como subtítulo: “Fariñas: se trata de tener un ejército, pacífico, para poder implementar la estrategia de lucha por la democracia”. Aunque todo lo que se dice de los opositores cubanos se puede decir igual de un deportista que se alista para una Olimpiada, lo cierto es que el vocabulario empleado es “innecesariamente” marcial. Justo lo que el sistema de propaganda de la isla estaría esperando. La nota precisa que las actividades se llevan a cabo en la ciudad de Gdansk, por invitación del “líder anticomunista Lech Walesa” y el Instituto que lleva su nombre. Por si fuera poco adjunta la lista de participantes: “Guillermo Fariñas, la Dama de Blanco María Cristina Labrada, el pastor bautista Mario Félix Lleonart, el laico Dagoberto Valdés, la abogada cubana Yaremis Flores, los promotores de la Demanda Ciudadana Por Otra Cuba, Antonio Rodiles y Ailer González, el activista Anyer Antonio Blanco, el bloguero Joisy García y David, músico de Omni Zona Franca.” El día 7 de junio (2013) RADIO MARTI publicó una audio-entrevista a Dagoberto Valdés, a quien el gobierno quiere señalar como un colaboracionista, donde se revela que Valdés se encuentra en Polonia acompañado por un Directivo de la Fundación Nacional Cubano Americana (CANF), una de las representaciones del mal en los medios de la isla. Dagoberto relata que “Me siento muy contento de cómo va el seminario hasta ahora… compartiendo esta experiencia con hermanos del exilio”. El 1ro de junio RADIO MARTI también publicó un trabajo donde se aceptaba que el objetivos de estas actividades era “obtener experiencias de primera mano que ayuden a avanzar hacia el cambio democrático en Cuba”.
La TV CUBANA tiene un programa llamado “Las razones de Cuba”, que habilita por temporadas, cuyo propósito es insinuar cosas que paradójicamente aquí se están confirmando a través de los propios opositores. ¿Espías para qué? Como diría el Presidente Kennedy, a Castro solo le basta con leer la prensa… o escuchar RADIO MARTI
(Publicado originalmente en eichikawa.com)