Muchos cubanos hemos criticado durante años la política migratoria cubana que no les permitía salir del país a muchos ciudadanos y regresar con las experiencias obtenidas, pero a pesar de nuestras críticas no atendidas seguíamos confiados en que esta política cambiaría. Sabíamos que también era una preocupación del gobierno revolucionario. Y llegó el momento. Cuba le devolvió a las embajadas establecidas en La Habana el boomerang de su hipocresía: ahora éstas apenas reciben a los ciudadanos normales y privilegian, en contubernio con instituciones afines, sus visados con los “disidentes” que quieren aumentar los demonios que rodean a la realidad cubana.
Leyendo el artículo “La NED y Cuba: los millones continúan… y crecen” de Luis Miguel Rosales, es posible ver cómo la institución norteamericana National Endowment for Democracy distribuye el dinero del contribuyente estadounidense para la subversión en la isla. Por instituciones similares se pagan los viajes, estancias, participación en foros, ediciones de libros, presentación de audiovisuales y mantenimiento de vías en el ciberespacio a los “disidentes” cubanos.
Desde enero de este año 2013 Cuba les ha entregado sus pasaportes y ellos vuelan adonde los llevan aquellos que quieren subvertir el orden institucional cubano. Reportar en Miami a la emisora gubernamental norteamericana Radio Martí y agasajar su trabajo de desestabilización en Cuba es parte fundamental del vuelo y así lo hacen todos con una genuflexión fundamentalista, pero ni siquiera en esta ciudad, capital de la emigración cubana, pueden llenar una plaza. Es evidente que esta comunidad busca la normalización con su país en vez de la confrontación. Pareciera que otra vez la vida nos enseña que los caminos de la paz y la dignidad son más fuertes que los poderes mercantiles y de la indignidad. Para cualquier cubano, incluyendo a los propios “disidentes” que ven rifarse entre ellos quién es el más fiel a su adición, la desprestigiada operación de financiamiento para su obra ya no resiste ningún análisis.
Mirando lo que están haciendo estos “disidentes”, la Iglesia Católica Cubana, una de las instituciones isleñas que ha tenido mayores contradicciones con el gobierno revolucionario, manifiesta su desacuerdo con ellos este mes de mayo a través de su Suplemento Digital Espacio Laical de la Arquidiócesis de La Habana. En él podemos leer que “Cuba tiene muchísimo que cambiar, pero los protagonistas de esos cambios no pueden ser los centros de poder de ciertos países fuertes e influyentes.” Por ello no aprueban que “determinadas personas, cubanas y extranjeras, insistan en pedirle a importantes centros de poder en el mundo que desestabilicen al gobierno cubano.” Más claro ni el agua. El mejor telón que se quería encontrar para la opereta bufa de la “disidencia” cubana acaba de caer a partir del repudio general que están obteniendo los “disidentes” con sus acciones por el mundo.
Pareciera que la anterior prohibición de Cuba con estos “disidentes” a viajar por el mundo tenía el objetivo de evitar un auto-linchamiento tan degradante: para ellos y para las instituciones extranjeras que les están dando cobijo. Pero si así lo han querido, el respeto cubano se está comportando de forma ejemplar. Su auto-linchamiento refleja la medida exacta de los actos de agresión contra Cuba. ¿Estarán ellos conscientes de ello u otra vez el fracaso de la política anti-cubana será un fruto de los “milagros” con que la dirigencia revolucionaria ha sabido enfrentar las complejas circunstancias en que el mundo ha puesto a nuestro pequeño país?
Ahora le ha tocado el turno al Parlamento Sueco, con su Foro por la libertad de Internet y el Desarrollo Global que acaba de celebrarse en Estocolmo con la presencia de 6 “disidentes” cubanos de la más alta categoría dentro de los planes de subversión en la isla. Desde allí, vía twitter, nos informan: “Hay gente de todo el mundo y de todos los colores, luchando por el derecho de todos a la información. Esta es la verdadera Revolución”. Perfecto, pero hay algo disonante en el centro de esta “revolución”, no sólo por los terribles problemas que azotan al mundo más allá del uso de internet, sino porque en la propia capital sueca se están viviendo grandes disturbios sociales. ¿Querrán informar nuestros “disidentes” sobre lo que está pasando a su alrededor? ¿Podrán caminar con los pueblos europeos que se manifiestan contra las políticas anti-sociales de sus gobiernos? ¿Podrán decir algo de las brutales represiones que ahora están descubriendo o no les ha gustado la posibilidad de sufrir un verdadero porrazo? ¿Podrán informar sobra la vida real o esa información no es para todos? Es evidente que en su “revolución” no cabe que la conquista de la información no se puede obtener de rodillas ante el mejor postor.
Algunos dicen que Cuba no ha sabido darle el tratamiento que merecen estas personas y que por eso sus mentes se han distorsionado. ¿No hablaban de falta de libertades? Pues bien, todos ellos son cubanos libres que no tienen por qué tener un tratamiento diferenciado a los demás nacionales. Por cosas parecidas que alguna vez se hicieron nos han tildado de manipuladores o adoctrinadores. Si su lugar es un club de computación de algún pueblo en su querida tierra, en Radio Martí o en cualquier otro lugar del mundo, incluyendo el parlamento sueco, donde ahora hicieron su trabajo, todos ellos son libres de elegir y para elegir con absoluta libertad Cuba fundó todas sus esperanzas humanas. Un proceso histórico no exento de contradicciones y diversas anomalías, pero, con la entrega de pasaportes a todos los cubanos, ¿la Revolución Cubana está cumpliendo con sus principios fundacionales sobre la libertad de desplazamiento o no? Podría decirse que ha demorado mucho en dar este paso, y puede que sea cierto, pero, ¿acaso no fue preferible que se ocupara más en darnos a todos educación, cultura, salud y otros valores fundamentales para la vida? ¿Querrán nuestros “disidentes” informar algo sobre eso y del que todos son beneficiarios?
Pareciera que la libertad real no es tan fácil de llevar. Cuba hizo todo lo que pudo para que ellos la tuvieran y la supieran utilizar. Todo depende de ellos, como toda la vida depende de todos los cubanos. ¿Será que el que no todos puedan realizar determinadas acciones sea una cuestión de responsabilidad con la libertad y no de prohibiciones gubernamentales cubanas? Es una extraña interrogante que todos posiblemente tengamos en el aire y que seguramente el mundo entero redefinirá muy pronto.
Se lucha por la máxima libertad y Cuba ha luchado por ella con suma responsabilidad. Si ahora el cambio de la política migratoria cubana entrega la felicidad a los “disidentes”, bienvenida sea. Que hablen, que digan al mundo todo lo que quieran. Hablando y hablando, informándose e informándose quizás descubran que sus orientadores imperiales ya no los necesitan y que ellos, si deciden residir en el país que los vio nacer, deben saber que les deseamos la mejor suerte. Y si deciden estar al margen de nuestras luchas o vivir fuera, también les deseamos lo mejor. Por nuestra parte se transparenta que no renunciamos al mejoramiento de nuestro proceso histórico revolucionario por el bien de todos.
Sin duda alguna, es un gran logro la nueva ley migratoria. A pesar de las heridas que nuestros “disidentes” han querido infligirnos y lejos de asustarnos o emponzoñarnos con su regreso, los recibiremos igual de bien a como los jóvenes de la blogosfera revolucionaria cubana recibieron a Conrad Tribble, jefe adjunto de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, durante la segunda edición del Encuentro de Tuiteros TwittHab 2.0 recién celebrado en el parque Villalón de La Habana. Puede leerse al respecto el post de Carlos Alberto Pérez en su blog La chiringa de Cuba. Nuestros países son vecinos, nuestros pueblos se conocen y más tarde o más temprano el poderoso del Norte terminará por reconocernos como iguales en deberes, derechos y dignidades. Para eso se hizo la Revolución. No hay nada mejor en la vida que celebrar que todos los seres humanos vinimos al mundo para vivir con alegría.
Cuba sigue interesada en que todos tengamos una información verdadera. Ya el tiempo nos dirá si hemos sabido tenerla. Los debates en la isla se suceden vertiginosamente. Existen millones de propuestas y en todas ellas podríamos ver vibrar, tal vez con mayor fuerza, el camino emprendido en 1959. Bastaría que, al lado de tantos otros pueblos como el nuestro, nos viéramos a nosotros mismos y nos informemos realmente quiénes somos gracias a la Revolución. La principal información empieza por mirarnos y sigue cuando sabemos que el auto-linchamiento nunca podrá ser una opción de libertad en el convulso mundo que nos ha tocado vivir.
(Publicado originalmente en Cubainformación)