Por Arthur González.
No es noticia que en Miami radican muchos terroristas entre los “exiliados cubanos”.
Años atrás el canal Discovery divulgó un documental mostrando cómo esos elementos ejecutaron acciones violentas en los Estados Unidos y el peligro que representaron para su Seguridad Nacional.
Está probado la participación de “exiliados” en el asesinato al presidente John F. Kennedy, en la ciudad de Dallas. El FBI tiene suficientes pruebas, pero aun no es el momento de actuar, porque el dossier sigue clasificado de “Top Secret” por 50 años más.
Uno de esos terroristas que encontraron refugio seguro en Miami es Santiago Álvarez Fernández-Magriñá, involucrado directamente en planes de asesinato a Fidel Castro Ruz; con participación ampliamente en el tráfico de armas, y estrechos vínculos con el asesino Luis Posada Carriles, uno de los autores de la voladura de un avión civil cubano en Barbados en 1976, más la colocación de varias bombas en hoteles de La Habana.
Desde que Estados Unidos restableció relaciones diplomáticas con Cuba, los recalcitrantes del llamado “exilio”, se oponen al mejoramiento de relaciones, pues las personas que viajan a la Isla se percatan de como los han engañado y ven peligrar la forma fácil de vida que les permitió, durante más de medio siglo, vivir de los fondos gubernamentales.
Fernández-Magriñá actualmente se dedica a la preparación de “disidentes” cubanos, a los que cursa invitación para viajar a Miami, instruyéndolos de la forma en que deben ejecutar actos provocativos callejeros y otros desórdenes públicos.
Los invitados son personas de baja catadura moral y antecedentes delictivos, aval primordial para los planes que desea ejecutar, para posteriormente divulgar la supuesta represión de la policía cubana contra esos “luchadores por la libertad”.
En días pasados periodistas de Miami reportaron una riña sangrienta entre dos de esos personajes, alojados durante el período de entrenamiento en un departamento propiedad de Santiago Álvarez. En la misma uno resultó herido de gravedad por varias puñaladas.
Los implicados se nombran Rudel Montes de Oca Quesada, agresor y su víctima Edelvis Granda Pérez.
Una vez asistido Granda Pérez por los médicos, Santiago tomó la decisión de regresar a Cuba a Montes de Oca, para evitar mayor repercusión del hecho en la prensa.
Periodistas de la ciudad de Matanzas, Cuba, al conocerla indagaron sobre los antecedentes de ambos “disidentes”, y conocieron que:
Edelvis Granda Pérez, es autor de dos robos con violencia en el municipio de Pedro Betancourt, por lo cual cumplió sanción. Fue advertido oficialmente por la policía en reiteradas oportunidades por asedio a los turistas.
Posteriormente fue captado por elementos contrarrevolucionarios para llevar a cabo actos provocativos, dada sus características y pésima conducta.
De Rudel Montes de Oca Quesada, vecinos y algunos de sus familiares, dijeron que fue advertido en múltiples ocasiones por asediar a los turistas extranjeros que visitan la playa de Varadero y por participar en escándalos públicos con otros delincuentes.
Santiago Álvarez obtiene fuertes sumas de dinero por entrenar a este tipo de “disidentes”, bajo la creada “Fundación Rescate Jurídico”, con el objeto social de impartición de cursos sobre “la democracia en los tiempos de transición”, dirigidos a promover la subversión y actos provocativos callejeros en Cuba.
A este escándalo se le sumó la noticia de que las autoridades de la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS), de Estados Unidos, le informaron al terrorista de origen cubano, Ramón Saúl Sánchez Rizo, nacido también en la provincia de Matanzas, la denegación de su solicitud de residencia permanente en territorio estadounidense.
El Miami Herald dio a conocer la noticia y publicó parte de su biografía, afirmando que desde 1995 participa en el Movimiento Democracia, encargado de las provocativas flotillas navales de la organización “Cuba Independiente y Democrática” (CID), violando en 17 oportunidades las aguas territoriales cubanas.
Sánchez Rizo, según el libro “Los Disidentes”, de los periodistas Luis Báez y Rosa Miriam Elizalde, está vinculado a una decena de organizaciones terroristas, entre ellas la “Organización para la liberación de Cuba” ; “Omega 72; el “CORU”, donde fue su vice jefe, organización presidida por Orlando Bosch, connotado terrorista calificado de inadmisible en Estados Unidos por el FBI; en “Alpha 66”; el “Frente Nacional de Liberación de Cuba”; y “Jóvenes de la Estrella”.
Ramón Saúl está implicado en el asesinato del joven Carlos Muñiz Varela,1979 en Puerto Rico.
El FBI posee además elementos de que Ramón Saúl, participó en ataques terroristas contra pescadores cubanos en aguas de Bahamas; en actos similares contra la embajada cubana en México y de su intervención en el atentado terrorista contra cuatro ciudadanos estadounidenses que viajaban a Cuba en una avioneta, desaparecida en pleno vuelo.
Ese terrorista apoyó abiertamente a su amigo Oswaldo Payá Sardiñas, durante su viaje a Miami para recabar dinero para el fracasado Proyecto Varela. Payá murió en Cuba durante un accidente provocado por el español Ángel Carromero del Partido Popular, al conducir a exceso de velocidad.
Demasiado tiempo esperaron las autoridades estadounidenses para tomar medidas contra ese terrorista, mientras despliegan una lucha campal contra las acciones de igual corte, pero mantienen y protegen a otro asesino como es Luis Posada Carriles.
El detonante de esta decisión fue que la compañía Carnival impidió a Sánchez Rizo viajar a Cuba en el crucero de su filial Fathom, que zarpará el próximo 1 de mayo desde Miami hacia La Habana, pero el terrorista, acostumbrado a las mentiras, distorsionó la situación y acusó ante la prensa que la compañía Carnival prohibía la posibilidad de viajar en sus cruceros a todos los norteamericanos de origen cubano.
Es mucho el dinero que mueve la Carnvial y ante eso las autoridades de USCIS, se ven obligadas a poner en orden en aspectos que nunca debieron permitir.
Razón tenía José Martí cuando dijo:
“No debe perderse el tiempo en intentar lo que hay fundamentos sobrados…”