Por Arthur Gónzalez
No es un secreto como trabaja la CIA desde su creación en 1947; cada cierto tiempo desclasifican Operaciones Encubiertas y revelan su participación en golpes de estado en países donde la administración no es de su agrado. Recientemente lo acaban de hacer en el caso de Irán, reconociendo su participación en los planes y acciones que derrocaron al primer ministro de la república persa Muhammad Hidayat Musaddaq, en 1953.
Para lograr el éxito de sus Operaciones la CIA necesita de supuestos opositores reclutados y pagados con altos salarios, a fin de que ejecuten acciones y declaren ante la prensa internacional que están de acuerdo con la intervención norteamericana, con vistas a darle cierto viso legal.
En Cuba varios de sus asalariados lo hacen de forma cotidiana, solicitando desde el recrudecimiento de la Guerra Económica hasta la invasión con tropas norteamericanas, aunque esto implique la muerte de civiles inocentes y la destrucción del país que ellos mismos dicen “defender” del comunismo.
Ahora la historia se repite con el caso sirio y al igual que lo hacen la añeja y desprestigiada Martha Beatriz Roque Cabello y la grosera e inculta Berta Soler, de las llamadas Damas de Blanco, le tocó el turno al jefe de la opositora “Coalición Nacional Siria” (CNFROS), Ahmad Jarba, quien pidió a la comunidad internacional un golpe de castigo al régimen sirio, con apoyo político y militar para derrocar a Bashar al Assad.
Sin detenerse a pensar que una invasión norteamericana con la participación de la OTAN, causará más muertes y desgracias de las que pudo producir el fabricado ataque químico diseñado por la CIA en las afueras de Damasco, Jarba repite al pie de la letra las instrucciones de los oficiales de la CIA que lo guían en su actuación como “opositor” al régimen sirio; el mismo cuento de los “disidentes” cubanos, libios, venezolanos, bolivianos, y otros más en este mundo tan convulso.
Sus palabras son una copia al carbón de viejas instrucciones, dando muestras de poca creatividad por esa Agencia de Inteligencia.
Se acaba de conocer por primera vez en la historia, que el presupuesto que las 16 agencias de espionaje de EE.UU. destinan a labores de inteligencia fue de 52 mil 600 millones de dólares en el año fiscal 2013, según reveló el diario The Washington Post, citando documentos filtrados por el ex analista Edward Snowden. La CIA es la principal beneficiaria de los fondos, con 14 mil 700 millones de dólares para este año fiscal, seguida de la Agencia de Seguridad Nacional con 10 mil 500 millones de dólares.
No hay dudas que con esas cantidades astronómicas que rebasan en mucho el Producto Interno Bruto de cientos de naciones en este mundo, la CIA puede comprar el alma de muchos traidores, ponerlos a recitar los libretos concebidos en su cuartel general, fabricar pretextos y hasta llevar acabo actos terroristas, incluido el uso de armas químicas, con tal de lograr sus propósitos.
Lo contrastante de estos exorbitantes presupuestos es que la actual crisis económica por la que atraviesa el gobierno de Barack Obama, obligó al Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, a declarar públicamente que “es imprescindible que el Congreso eleve el límite establecido del endeudamiento este otoño boreal, de modo que el gobierno pueda seguir pagando sus cuentas a tiempo”.
Si no hay dinero para pagar la altísima deuda externa norteamericana, ¿Cómo se explica que estén llevando a cabo planes para iniciar una nueva guerra que le costará ciento de miles de millones a ese gobierno?
Todo parece indicar que a Obama no le importa; de todas formas la pagaran los contribuyentes norteamericanos, mientras él seguirá cobrando su jugoso sueldo.
(Publicado originalmente por Heraldo cubano)