¿Pensarán los asalariados de Washington que solo ellos lo hacen?
El llamado golden boy de la CIA, Antonio González-Rodiles, punta del iceberg del engendro subversivo Estado de SATS, pretende hacerle creer a los demás que él tiene iniciativas propias.
Parece que Antonio olvidó que el mundo conoce, por declaraciones de su propia hermana, que él viajó de México a la Florida y allí fue reclutado por las agencias federales de inteligencia de los EE.UU. para que conformara el denominado Estado de SATS, algo que hizo a los dos años de su retorno a Cuba, situación muy parecida a la efectuada por la bloguera preferida de Washington Yoani Sánchez Cordero, cuando fue obligada por el agente CIA Carlos Alberto Montaner, a retornar de Madrid a la Habana y solicitar su repatriación, para tres años más tarde, una vez creadas las condiciones tecnológicas, salir al aire con su blog Generación Y.
Así las cosas, el golden boy anunció la inauguración de un nuevo espacio de “interacción cultural”, al que denominó Cafésatso y con la pretensión de darle una apariencia farandulera, aseguró que estaría presente un poeta y ese espacio será dedicado a las letras, la conversación y el café puro.
Esta aseveración confunde, pues para abrir un local donde se toma café deberá solicitar una licencia como actividad por cuenta propia, si no pudiera tener serios problemas por violar las leyes del fisco, algo en lo que seguramente no ha pensado este asalariado de Washington.
Quizás en su city tour por Miami, Madrid y Varsovia, no le explicaron que en esas urbes quien no paga sus contribuciones financieras, termina ante un juez e incluso puede ser enviado a la cárcel, como ha sido el caso del súper goleador argentino Messi.
A lo mejor Antonio se siente muy protegido por los diplomáticos norteamericanos que monitorean las sesiones del llamado Estado de SATS, donde se reúnen con la crema y nata de la contrarrevolución creada, entrenada y financiada por el gobierno norteamericano.
Nada, que el golden boy tiene humos de “gran linaje” y de ser centro de la atención de la prensa, dada su necesidad de reconocimiento y ahora ante el fiasco de su llamado Estado de SATS, en el que solo logró aglutinar personas de baja catadura social, pretende darle “vuelos culturales”, a ver si alcanza a confundir a uno que otro poeta y arrastrarlo hasta su residencia, para que los yanquis lo comprueben y sigan soltándole la plata.
Veremos en que termina este nuevo “Cafetín” orientado por los norteamericanos, si en un juicio por violar las regulaciones de la Oficina Nacional de Atención Tributaria, ONAT, o en una nueva reunión de elementos de bajo costo, sin mucha materia gris.
(Publicado originalmente en El Heraldo Cubano)