Esos personajes denominados “disidentes”, fabricados por Estados Unidos para sus campañas en contra de la Revolución cubana que tanto odian, deberían conocer algunas cosas que no pasan en Cuba gracias al socialismo.
El pasado 12.02.2017 la prensa mexicana publicó en titulares la muerte de un niño en el hospital del municipio Acatzingo, estado de Pueblas, en el Hospital Doctor y General Rafael Moreno Valle, por la falta de médicos que lo asistieran, siendo el tercer niño que fallece por la misma causa.
Eso no pasa en la isla socialista desde 1961, a pesar de las campañas mediáticas que a diario se tejen, con el fin de intentar satanizar su sistema político, económico y social.
Al triunfar la Revolución encabezada por Fidel Castro, el sistema de salud era mayoritariamente privado y en las zonas rurales solo existía un hospital con 10 camas y sin médicos, por lo que morirse era el destino de los campesinos y cubanos pobres sin recursos para pagar la asistencia médica.
Algunos tenían que comprometer su voto electoral para algún político, con el propósito de obtener una cama en un hospital público, que por demás carecían de muchas especialidades y equipamientos de avanzada.
Hoy para cualquier cubano, sin importar sus ideas políticas, la salud es un derecho, y someterse a una compleja operación de corazón o un trasplante de órganos, no le cuesta un solo centavo.
Muchos de los elementos contrarrevolucionarios al servicio de Estados Unidos, asisten sistemáticamente a consultas de altos especialistas sin que se le niegue la atención, a pesar de trabajar diariamente por un cambio de régimen.
Sin embargo, en ese hospital mexicano un adolecente de 12 años, atropellado por un vehículo cuando se dirigía a su escuela, falleció al no poder recibir la atención médica en el hospital de Traumatología y Ortopedia “Doctor y General Rafael Moreno Valle”, porque esa institución no contaba con especialistas.
Claro está que ese menor pertenecía a una familia de escasos recursos que no tenía dinero para trasladarlo a una clínica privada.
De eso las organizaciones de Derechos Humanos que tantas acusaciones hacen contra Cuba y del propio Parlamento Europeo, no dicen una sola palabra, pero es lo que pudiera pasarles a miles de cubanos si el país volviera al sistema capitalista de 1958, como desean los llamados “opositores” internos financiados desde Miami.
No hay peor ciego que el que no quiera ver y a pesar de la Guerra Económica impuesta por Estados Unidos, el sistema de salud de la Cuba socialista es un ejemplo para el mundo, e incluso compartido con miles de ciudadanos de países del tercer mundo que no cuentan con sistemas de salud como el cubano.
Gracias a la Revolución socialista, Cuba posee un médico por cada 133 habitantes, y según la Organización Mundial de la Salud, es la nación mejor dotada en ese sector.
The New England Journal of Medecine, la más prestigiosa revista médica del mundo, hace un tiempo publicó un artículo en el que afirma:
“El sistema de salud cubano parece irreal. Hay demasiados doctores. Todo el mundo tiene un médico de familia. Todo es gratuito, totalmente gratuito […]. A pesar del hecho de que Cuba dispone de recursos limitados, su sistema de salud ha resuelto problemas que el nuestro [de EE.UU.] no ha logrado resolver todavía. Cuba dispone ahora del doble de médicos por habitante que EE.UU.
Los “disidentes” que apoyan el mantenimiento de la Guerra Económica que dura ya casi 60 años, deberían sacar cuentas de los que les pasaría a ellos y a sus familiares de suceder la deseada vuelta atrás en Cuba, porque ninguno es de procedencia burguesa y muchos son además de raza negra, lo cual era un pecado en el sistema capitalista, por tanto, volverían al mismo lugar de donde los sacó en 1959 la Revolución.
Por eso José Martí expresó con mucha razón:
“El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas, los agradecidos hablan de la luz”.