Por Arthur González
Historias no contadas sobre las pretensiones imperiales de Estados Unidos contra Cuba, salen poco a poco de sus archivos secretos y le dan la razón a los líderes cubanos, que siempre denunciaron el interés del Norte en apoderarse de la Isla, a cualquier precio.
Documentos desclasificados permite comprobar como Henry Kissinger, Secretario de Estado, ordenó en 1976 la preparación de planes para ejecutar bombardeos aéreos contra Cuba, al no aceptar que esta ayudara a la República de Angola a repeler la invasión de la Republica de Suráfrica, con apoyo de Estados Unidos.
Esos documentos ponen de manifiesto el carácter imperial de Washington, al considerarse con el derecho de invadir y hacerle la guerra a los países que no tienen gobiernos aceptables para ellos, puesto de relieve en las últimas décadas en Irak, Afganistán, Libia, Yemen y Siria. En el siglo XX lo hicieron contra Irán, República Dominicana, Guatemala, Panamá y Granada.
Para la Casa Blanca resultó inadmisible esa solidaridad cubana que ponía en peligro sus planes de mantener el Apartheid.
La prepotencia de Estados Unidos es tal, que Kissinger ordenó preparar el plan de agresión contra puertos e instalaciones militares cubanas y enviar batallones de marines a su base naval en Guantánamo, para “aplastar a los cubanos y no dar la impresión de que Washington pareciera débil, si no plantaba cara al régimen comunista”.
Los documentos permiten conocer como Kissinger expuso al presidente Gerard Ford: “antes o después vamos a tener que golpear a los cubanos”, como si las vidas humanas del pueblo fueran simples naipes.
Aunque Kissinger intentó entre 1973 y 1977 llevar a cabo un cambio de la fracasada política yanquis hacia Cuba, la solidaridad cubana con Angola la consideró como un insulto y por tanto recomendó el ataque a la Isla, algo no ejecutado al ganar las elecciones el partido demócrata con su candidato James Carter
No puede olvidarse que, en 1976, Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, ambos cubanos y viejos vínculos de la CIA, organizaron y ejecutaron la voladura de un avión civil cubano, y años después fueron recibidos como héroes en Miami, lo que refleja la falta de principios de Estados Unidos.
El propio Departamento de Justicia y el Buró Federal de Investigaciones en Miami, expresaron en un memorando que:
“En junio de 1974 Orlando Bosch admitió haber enviado paquetes con bombas a las embajadas de Cuba en Lima, Perú; Madrid, España; Ottawa, Canadá y Buenos Aires, Argentina.
En 1976 ejecutaron actos terroristas contra embajadas de Cuba en España, New York, Argentina, Portugal, y asesinaron a varios diplomáticos cubanos.
Esos actos no fueron reprimidos por Estados Unidos, ni el entonces Secretario de Estado propuso la detención de los terroristas, a pesar de que desde 1975 también hicieron estallar bombas en restaurantes, oficinas comerciales, en el aeropuerto de Miami, el Departamento de Correo de Riverdale y Tamiami, en Miami, en las oficinas del Seguro Social, en el puente de Flagre, en el Barnet Bank, en el Departamento de Justicia y en el propio Cuartel General de la Policía de Miami.
La lista de actos terroristas cometidos por organizaciones contrarrevoluciones entre 1975 y 1983 es bien larga, debido a que se oponían a cualquier cambio de política hacia la Revolución cubana.
Posición similar adoptan hoy los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, quienes apoyaron a Bosch y a Posada, y siguen diseñando actos provocativos, al igual que hicieron con las avionetas de Hermanos al Rescate, para impedir que el presidente W. Clinton, levantara el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba y ante el temor que otro Presidente lo hiciera, aprobaron la Ley Helms-Burton que lo codificó.
Relacionado con la política de Estados Unidos contra Cuba suman miles los memorandos, y en algunos dados a conocer recientemente, se puede leer el intento oficial de descongelar las relaciones diplomáticas realizadas por Carter en 1978.
Ese texto permite saber la versión oficial de lo ocurrido cuando Carter aprobó la visita a La Habana, de un grupo de empresarios norteamericanos de origen cubano, para abrir un diálogo con Fidel Castro, pero siempre con la segunda intensión de lograr que Cuba abandonara el sistema socialista.
Sobre ese hecho el actual alcalde de Miami, Tomás Regalado, que ese entonces era periodista radial, declaró:
“Si bien con la gestión de Carter se abrieron los denominados viajes de la comunidad (por primera vez en 20 años se reencontraban las familias de ambas orillas) y, por otra parte, se logró una importante amnistía de presos políticos, el acercamiento no obtuvo los resultados deseados”.
El error sostenido por Estados Unidos es su obstinación por ver a Cuba sometida a sus designios, sin respetar su soberanía e independencia, algo que no podrán saborear, porque los cubanos tienen mucha dignidad y aprendieron a luchar por sus derechos.
Al comprobar Carter que sus medidas de cambio de política no le dieron los resultados anhelados, se fortalecieron las medidas de hostigamiento, como la incitación a las salidas ilegales.
La prueba más fehaciente fue la estimulación a las entradas por la fuerza en las sedes diplomáticas en La Habana, cuyo colofón fueron los sucesos de la embajada del Perú, al prestarse los peruanos a ese sucio juego que terminó con la apertura del puerto cubano del Mariel, tumba del presidente Carter para su reelección.
Sin afeites, Tomás Regalado acaba de afirmar:
“Es lo mismo que está sucediendo ahora, con la diferencia de que en aquel entonces se lograron sacar presos políticos. La historia se repite. El régimen de La Habana volverá a sabotear un acercamiento”.
¿Sabotear el acercamiento? Tal parece que el alcalde de Miami cree que la gente no sabe analizar.
Los que sabotean el acercamiento son sus coterráneos que no aceptan las relaciones entre ambos países, sin que Cuba abandone su sistema, y a los cubanos radicados en la Florida que manifiestan el deseo de eliminar la arcaica política anticubana, la mafia le ejecuta actos terroristas como el que sufriera el fabricante de puros José Orlando Padrón, quien viajó a Cuba en 1978 para las conversaciones con Fidel Castro.
A su regreso a Miami, él y su empresa sobrevivieron a cinco bombas y tiene documentado que el responsable de esos hechos, que casi le cuestan la vida, fue grupo terrorista anticastrista Omega 7, encabezado por Orlando Bosch.
Esa es parte de la historia que se va conociendo y como dijera José Martí:
“Las verdades reales son los hechos”