Por M. H. Lagarde
Como la contrarrevolución cubana no puede abstenerse de participar en las elecciones del país al que le debe su subsistencia, varias organizaciones de ese tipo radicadas en la Isla acaban de lanzar una campaña para influir en los aspirantes a presidentes de ambos partidos.
Según un despacho de la agencia EFE publicado por El Nuevo Herald: “El Foro cubano por los Derechos y Libertades lanzó hoy una campaña pública en las redes sociales para reclamar a los candidatos a la Casa Blanca Hillary Clinton y Donald Trump que pongan a Cuba en sus agendas como tema prioritario”.
“!Cuba importa!” es el nombre de esta campaña y según sus organizadores: “A más de un año del acercamiento entre la administración del presidente Barack Obama y el régimen de La Habana, la sociedad cubana ha experimentado un proceso de deterioro acelerado que ha resultado en un recrudecimiento de la represión policial sobre la población civil y en una de las mayores crisis migratorias de su historia”.
Más allá de la Ley de Ajuste cubano que el mundo entero reconoce como un incentivo a la inmigración ilegal de cubanos con fines propagandísticos, lo que nos importa de la nueva campaña son en primer lugar el nombre de la misma y en segundo su marcado carácter anexionista.
En cuanto al nombre se refiere “Cuba importa” parece una burla macabra a la actual campaña que tiene lugar desde hace algún tiempo en Estados Unidos -’Black lives matter’ (La vida de los negros importa)- para protestar por la masacre de negros que ha tenido lugar en los últimos años a manos de la policía de ese país .
Según publicó recientemente el diario ABC de España: “Durante los primeros cinco meses de este año, 385 personas fueron asesinadas por la policía de Estados Unidos. Esto es más de dos al día. Así se desprende de un reportaje publicado por «The Washingon Post», según el cual el número de víctimas de raza negra era desproporcionadamente más alto, y especialmente de afroamericanos desarmados”.
El asunto, como se ve, es una falta de respeto, además de a la inteligencia humana, a los muertos y familiares de las víctimas de la represión policial y el racismo en Estados Unidos.
Mientras la policía del país al que los contrarrevolucionarios cubanos tratan de “sensibilizar” mató solo en 2015 a mil 134 personas desarmadas, los llamados “activistas cubanos”, a pesar de la artillería de teléfonos celulares que recibe de sus patrocinadores, no tienen ni siquiera un arañazo que mostrar para justificar su reclamo.
En todo caso la ridículez de la nueva campaña solo podría ayudar a ambos candidatos presidenciales a poner en sus agendas como tema prioritario la “guerra civil” que desde hace meses vive ese país. Una buena manera de trabajar en ello sería desviar las partidas millonarias que dedican a la subversión en Cuba a mejorar su imagen internacional.
El otro punto que como ya dijimos nos importa es el del anexionismo que destila “Cuba importa”. Hasta hace unos años, antes del llamado “deshielo” los mercenarios cubanos acudían a la entonces Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana a votar por el aspirante que más mano dura prometía contra Cuba.
Ahora por lo visto han perdido sus preferencias partidistas y les da lo mismo que salga electo Trump que Hillary.
No se trata sin embargo que los mercenarios cubanos hayan tenido de pronto la revelación de que ambos candidatos son las dos tapas de una misma naranja, sino que tras la reaunudación de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, se interrumpa el flujo de dinero que llega desde Washington para infundirle la única fe de su “lucha”.
La nueva campaña “Cuba importa” demuestra, una vez más, lo que ya todo el mundo sabía: el anexionismo de pura sangre de los mercenarios cubanos y que Cuba, el país donde por accidente nacieron, les importa realmente un rábano.