A la luz del contexto cubano actual, es acaso posible distinguir mejor la multiplicidad de caras de una batalla compleja. Algo que no me atrevo a equiparar siquiera con un juego de ajedrez.
El problema con Cuba siempre ha sido, y es, de carácter ideológico y por demás, político. Hasta hace poco muy poco, la relación Cuba-Estados Unidos se discursaba e incorporaba en términos de claro antagonismo, y como tendencia todo era explícitamente reductible a esos polos, como factores comunes. Ciertamente, las esencias no cambian, pero el panorama se muestra ahora más diversificado. En términos simples, la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y todo su hálito terrorista, ha dejado de ser la cara visible de la subversión contra Cuba. La táctica ya no es de garrote y sus agentes ya no tienen la cara de Yoani Sánchez.
ONGs y varias instituciones europeas, se han convertido en uno de los instrumentos fundamentales para el cambio de régimen en Cuba, y apuntan a sectores claves en la reproducción ideológica de la sociedad, por ejemplo, la prensa.
Sucede que “los actores sociales en este nuevo escenario no pueden encajarse en molde maniqueo de buenos o malos (…) Las ONGs –que son realmente OGs- intentarán cubrir los espacios que dejemos abiertos”, así lo expresa Rafael Cruz en el artículo Periodismo de Barrio en Alemán.
Los proyectos independientes emergen sin decir nunca respecto a qué o quién(es). De ser así, independientes absolutos (seamos incrédulos un momento y démosle un voto a la “objetividad” en su definición más tradicional), entonces ¿hasta qué punto aceptar el apoyo de organizaciones foráneas? ¿Hasta qué punto puede entenderse la agenda y el posicionamiento de un medio de prensa cualquiera, sin asomarse a su modelo de gestión financiera? ¿Alternativo a qué se constituye un proyecto subvencionado por parlamentos o gobiernos europeos y ONGs, muchas de las cuales, al final, están estrechamente vinculadas al gobierno estadounidense?
De tal modo, adquiere especial relevancia una cuestión primaria: los problemas del país se resuelven con, desde y para el país, a partir de lealtades fundamentales a la nación y al pueblo cubano.