El gobierno español le concede la nacionalidad española a la familia Payá cumpliendo el deseo del difunto disidente Oswaldo Payá de que fueran españoles como él. Al mismo tiempo las autoridades españolas dan por cerrado el tema de la investigación sobre la muerte del disidente cubano.
Ángel Carromero solicitó el indulto al Gobierno. Pero los informes previos de la Fiscalía y la Audiencia Nacional se oponen al perdón. El cambio de sus declaraciones no le grantizaron a Carromero el indulto que tanto quiere.
Rosa María Payá, siguiendo las órdenes de la extrema derecha radicada en Estados Unidos, se encuentra de gira por varios países de América Latina en un esfuerzo por llevar a cabo una nueva campaña mediática contra Cuba.
Carromero, aunque en su momento se declaró culpable de homicidio involuntario al conducir y pidió públicamente dejar de manipular los hechos, ahora se desdice. Ha contado una inverosímil persecución, primero, de un viejo auto, y luego de varios, contra uno moderno. Una gran tensión que, sin embargo, no despertó a su copiloto, el sueco Aron Modig, quien dormía plácidamente y dice no recordar nada. Ha dicho que sí y que no tuvo comunicación con su señora madre, que lo “mantuvieron sedado”, que “le abofetearon”, que no vio y que vio…
A la proclamación de la verdad no puede seguir otra cosa que la búsqueda de la justicia, sobre todo si quien proclama es víctima, pero Carromero sabe que no puede replantear su causa penal en España.
Si el Gobierno cubano hubiera ordenado el asesinato de Osvaldo Payá y Harold Cepero simulando un accidente ¿Por qué no liquidar también (donde mueren dos pueden morir cuatro) a Carromero y a su camarada sueco Aron Modig? ¿Por qué facilitar la entrega de Carromero a España a riesgo de que éste revelara los hechos cuando no tenían, con arreglo a la ley, ninguna obligación de hacerlo?
Al Washington Post, Ángel Carromero le habló de perseguidores que sólo él ha visto a bordo de “un viejo lada rojo” (was an old, red Lada) y ahora le cuenta a El Mundo sobre “un vehículo azul”. ¿En qué quedamos, Carromero? Una cosa es no saber conducir y otra bien distinta no conocer los colores.
El diario madrileño ELMUNDO.es en su cobertura del caso de Carromero publicaba en agosto de 2012: “con datos de la Dirección General de Tráfico, Carromero ha acumulado un total de 42 multas de tráfico desde 2009, tres de ellas por exceso de velocidad, por las que ha tenido que abonar en total 3.700 euros.(…) por lo que cuando viajó a Cuba, lo hizo sin ningún punto en su licencia de conducción.
A pesar de su prontuario Ángel Carromero, que se mantiene como asesor y cobra 50.000 euros anuales tras regresar de Cuba después de cuatro meses en la cárcel y dos disidentes fallecidos accidentalmente en el coche que él conducía, está aspirando a la jefatura de las juventudes franquistas.
Desde su vuelta a España tras salir de la cárcel cubana en la que ingresó tras el accidente de tráfico que acabó con la muerte de los cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, Ángel Carromero se ha mantenido al margen de la prensa con el fin de evitar cualquier polémica generada en torno a él.