La nueva misión que le dio la CIA a sus mercenarios

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Por Arthur Gónzalez

Los asalariados del gobierno norteamericano y la CIA que trabajan dentro de Cuba, pretenden llevar a cabo nuevos planes subversivos para intentar el viejo propósito de destruir a la Revolución, sueños trasnochados que duran ya medio siglo.

Aprovechándose de las flexibilizaciones migratorias, los contrarrevolucionarios creados, entrenados y financiados por los norteamericanos, recibieron de inmediato visas para viajar a los Estados Unidos, Europa y algunos países latinoamericanos, con el objetivo de recibir nuevas orientaciones, y sobre todo dinero en efectivo para mantener a sus escasos seguidores en la Isla.

El caso de Antonio González-Rodiles no fue una excepción. A este joven asalariado en el año 2004 la CIA, a través de su agente Carlos Alberto Montaner, le encargó la formación del grupúsculo “Estado de SATS”, para cambiar la imagen de la vieja contrarrevolución interna, conformada por personas muy desprestigiadas.

En este sentido, el pasado 29 de abril González-Rodiles, activista dependiente de las orientaciones de los norteamericanos, se presentó en la Universidad Internacional de Florida, con la presencia de su mentor Carlos Alberto Montaner, junto a otros conocidos elementos de la mafia radiada en la Florida como Normando Hernández y Juan Antonio Blanco.
Allí expresó que: “la oposición cubana necesita articular todos los esfuerzos que sean necesarios para avanzar y dar pasos concretos en el marco de un verdadero proceso de cambio y transición democrática”.

Sin embargo, lo que omitió es que primeramente tendrían que ser realmente una oposición independiente, sólida y con apoyo popular.
Desde que González-Rodiles regresó a Cuba en el año 2007, y  salió a la luz con el proyecto made in USA, “Estado de SATS”, ha contado con el monitoreo permanente de diplomáticos norteamericanos, algunos de ellos oficiales de la CIA, con el fin de medir el grado de efectividad de ese nuevo engendro, la calidad de los participantes y sus proyecciones para hacer cumplir los objetivos trazados, además del empleo adecuado del dinero que se le entrega.

A las actividades de “Estado de SATS”, para hacer quórum asisten viejos y desprestigiados contrarrevolucionarios como Elizardo Sánchez Santa Cruz, Ángel Moya y su esposa la inculta y grosera Berta Soler, René Gómez Manzano y otros más, como Yoani y una pléyade de seudos artistas extravagantes, entre ellos el rockero Gorki Ávila, al que se le ha sido visto consumiendo drogas fuertes en ese contexto.
Para la CIA es muy importante modificar la composición social y de edad de la contrarrevolución, de ahí que Rodiles y la bloguera oficialista Yoani Sánchez Cordero, sean considerados como “los más importantes y prometedores prospectos para un Cambio en Cuba”.

Pero lo que descalifica a González-Rodiles y a Yoani, es el cordón umbilical financiero que los ata a los grupos de Miami y a gobiernos seguidores de la política norteamericana, aspecto que demuestra su completa dependencia.
Rodiles a su regreso de Miami, trajo como tarea organizar una provocación previa al Día de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, mediante un encuentro internacional con una amplia asistencia de cubanos residentes en Miami y de extranjeros, para lo cual pretenden movilizar a periodistas, artistas, políticos, intelectuales, activistas de diverso tipo, la que sería pródigamente divulgada con el apoyo de la CIA.

El plan es preparar condiciones para ejecutar una acción mayor durante la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en enero del 2014, que tendrá lugar en La Habana, incluso en la Cumbre de los Pueblos que se efectúa de forma paralela, para llamar la atención.

Lo que desconoce Antonio González-Rodiles y olvida la CIA, es que con el pueblo cubano no valen esos planes; desde 1959 todos han fracasado precisamente por su mercenarismo y ausencia de apoyo de la población, quedando siempre cocinados en su propia salsa.
La vida se encargará de decir la última palabra; mientras tanto González-Rodiles seguirá viviendo del cuento y a costa del dinero que le envían desde los Estados Unidos.

(Publicada originalmente en La santa mambisa)