Para lo que no creyeron que Estados Unidos era el diseñador de la más reciente patraña provocativa contra Cuba, ahora podrán reconocer que las denuncias eran bien fundadas.
El miércoles 22.02.2017 Rosa María Payá Acevedo, supuesta “perseguida política” de la Seguridad cubana, quien engañó a los diplomáticos de la entonces Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, y logró que le aprobaran un visado como refugiada política para ella, sus dos hermanos y su madre, llevó a cabo su parte en el espectáculo encomendado, pero sin la participación de Luis Almagro, secretario general de la OEA, como habían ideado los mafiosos de Miami.
Los participantes en la teatral provocación fueron solamente diplomáticos de Estados Unidos, Suecia y de la República Checa, quienes además de controlar la conducta de la adiestra contrarrevolucionaria, comprobaron que de perseguida política solo tiene una visa mal otorgada por el Departamento de Estados, que desde hace muchos años hace un uso inadecuado de ese programa en Cuba.
Es conocido que las personas que reciben una visa de refugiados políticos para ingresar a Estados Unidos, tienen suficientes beneficios económicos como son seguro médico, una pensión monetaria mensual, facilidades de vivienda y de trabajo, todo con dinero de presupuestos federales provenientes de los impuestos pagados por los ciudadanos estadounidenses.
El espectáculo se realizó en la sala de su vivienda ubicada en el municipio Cerro, la cual no ha perdido a pesar de haber viajado con esa visa hacia los Estados Unidos, pero bajo la nueva ley migratoria cubana puede viajar y permanecer hasta 24 meses fuera de Cuba, sin ser considerada una emigrada.
Acogida a esa nueva legislación y como prueba de su mentira de ser una perseguida política, Rosa María retorna a Cuba varias veces en el año, siempre para llevar a cabo actividades contra la Revolución, con el fin de ser reprimida algún día, algo que hasta la fecha no ha sucedido.
La provocación se efectuó sin ninguna intervención de la policía y en todo momento se percibió su frustración al no haber podido contar con la presencia del ex presidente mexicano Felipe Calderón y la ex ministra chilena Mariana Aylwin, como estaba previsto para el show mediático.
En primera línea también estuvieron algunos miembros de la prensa extranjera, esos que reciben órdenes de sus casas matrices para conformar la guerra mediática contra Cuba; sin embargo no interpelaron a los diplomáticos norteamericanos, suecos y checos sobre las razones para estar en una actividad contra la Revolución, en clara violación de las normas establecidas en el artículo 41-1 de la Convención de Viena de 1961, que define que las misiones diplomáticas están obligadas a no inmiscuirse en los asuntos internos del Estado receptor.
Hechos como ese han sido protagonizados en el pasado por asalariados de Miami, como fueron los llamados “ayunos” y “huelgas de hambre” convocados por Martha Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca, René Gómez Manzano, Félix Bonne, Raúl Rivero, Elizardo Sánchez Santa Cruz Pacheco, Yndamiro Restano, Lázaro Cabrera Puente, María Elena Cruz Varela, Ricardo Bofill, Tania Díaz Castro y otros más.
Esos que vivieron y aún viven de los dólares que envía Miami para sostener una imagen de “disidencia” interna, también conformaron en su época decenas de comisiones, centros, partidos, comités, consejos, confederaciones y muchos títulos más, para justificar los cientos de miles de dólares enviados desde Estados Unidos, y a la vez poder disfrutar de la buena vida en Cuba, tal y como hizo Oswaldo Payá, quien pudo vacacionar anualmente en la playa de Varadero.
Al parecer en el Departamento de Estado y en la CIA, falta la memoria histórica de sus fracasos en conformar una oposición interna a la Revolución, y el personal especializado en contabilidad que pueda calcular los costos y las pérdidas de cientos de millones de dólares en supuestos proyectos que nunca tuvieron éxito.
Rosa María camina por un sendero muy trillado, por donde transitaron antes decenas de supuestos opositores, muchos de ellos agentes de la Seguridad del Estado que denunciaron las instrucciones y preparación que recibieron por “diplomáticos” norteamericanos.
Este hecho puede darle al presidente Donald Trump una clara idea de cómo durante más de medio siglo, los funcionarios del Departamento de Estado han manipulado los visados de refugiados políticos, con un alto costo para los fondos federales y quizás se decida a cortar de una vez ese relajo, tal y como hizo su antecesor Barack Obama con la política de pies secos-pies mojados.
Si Trump solicitara datos al Departamento de Estados sobre la cantidad de visas otorgadas en el programa para Cuba de refugiados políticos, se sorprenderá al constatar que en los últimos 20 años han aprobado más de 70 mil visas de ese tipo, sin que en realidad ninguno de los beneficiados clasificara para ello, de acuerdo al concepto establecido por el Alto Comisionado de las Naciones Unidos para los Refugiados.
Algo que prueba la falsedad de esa condición es que la casi totalidad de ellos visita la Isla de forma regular, sin que ninguno haya sido apresado ni reprimido, entre ellos la “refugiada política” de Estados Unidos, Rosa María Paya Acevedo.
Por esas miserias humanas recordamos siempre a José Martí cuando dijo:
“Anchas tumbas construyen con sus propias manos las maldades”.