No sé realmente el desenlace de esta campaña y si Cuba, soberanamente, impedirá la presencia del señor Almagro en La Habana. Por mi parte, aconsejo a nuestras autoridades no permitir este show indecente que lesiona la dignidad de nuestro pueblo mayoritario, quien no necesita de la OEA como veedor en materia de Derechos Humanos. Nuestra democracia no puede ser cuestionada más que el propio pueblo y la mano ajena en este asunto no es bien recibida.
Desde el pasado 14 de febrero, en que los medios enemigos y la blogosfera contrarrevolucionaria anunciaron que la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia (RedLat) –instrumento manipulado por la NED y la USAID norteamericanas–, presidida por Rosa María Payá, entregaría en La Habana al secretario general de la OEA Luis Almagro, el Premio Oswaldo Payá Sardiñas Libertad y Vida, comenzó una campaña mediática encaminada a presionar al gobierno cubano para que permitiera la entrada al país del alto funcionario y consumar de esta forma un show anticubano, al que se le pretendía dar toda la cobertura mediática de los enemigos implicados en la guerra ideológica contra la Isla. Dicho premio había sido conferido a Almagro en diciembre pasado, así como una mención de honor a título póstumo al ex presidente de Chile, Patricio Aylwin,
A partir del anuncio realizado por la oficina de prensa de la OEA de que el titular de este organismo viajaría a La Habana el 22 de febrero, el cabecilla Orlando Luis Pardo Lazo dio a conocer una petición en el sitio en Internet www.GoPetion.com recabando firmas de respaldo a la decisión de Almagro de viajar a la Isla para recibir el galardón. La burda manipulación sobre el tema fue en aumento con la llegada a Cuba de Rosa María Payá, cuando Pardo Lazo denunció presuntas acciones de chantaje y presiones por parte del gobierno para impedir la realización de la ceremonia, con el envío de notas a las cancillerías de varios países latinoamericanos para presionar por la destitución de Luis Almagro como secretario general de la OEA, utilizando como elemento que Cuba frenaría el envío de médicos cubanos, profesores y deportistas a los países que recibieron a Rosa María Payá y su proyecto Cuba Decide.
Asimismo, las redes sociales, particularmente Twitter, así como los sitios Diario de Cuba y Martínoticias comenzaron a arreciar dicha campaña mediática. En Twitter utilizaron las etiquetas #PremioPaya @Almagro_OEA2015 @maylwino @RosaMariaPaya @CubaDecide para crear un ambiente dirigido a viciar el tema de los DDHH en Cuba y tratar de presionar a nuestro gobierno para que permitiera el bochornoso evento contrarrevolucionario a celebrarse el miércoles 22 de febrero a las 11:00 de la mañana, en la casa de la familia Payá-Acevedo, en la Calle Peñón No. 221, entre Ayuntamiento y Monasterio, Cerro, La Habana.
La inclusión de diversas figuras políticas de países latinoamericanos como Chile y México, entre otros, así como medios de prensa y diplomáticos para participar en el evento obedeció al burdo chantaje de crear una compleja situación política al gobierno cubano, sobre todo ante el nuevo escenario de la existencia de una nueva administración en EEUU, así como el acercamiento en progreso entre Cuba y la UE. Esta maniobra de la contrarrevolución interna y externa siempre consideró la posibilidad de que Cuba, soberanamente, impidiera el arribo de personalidades como Mariana Aylwin y el ex presidente mexicano Felipe Calderón. Sin embargo, creyeron con ello buscar una forma para “legitimar” a esta supuesta oposición y sobredimensionar su rol mediático. A la par, también vender un falso ataque a “la sociedad civil” por parte de las autoridades. Un burdo plan lleno de incongruencias y mala fe.
Es válido recordar que ya en el mes de octubre de 2016, Luis Almagro y Rosa María Payá firmaron en Washington un convenio de colaboración por el fortalecimiento de la democracia en Las Américas, estableciendo las pautas para que la OEA cuestionara la gobernabilidad cubana, en una acción de abierta intromisión en los asuntos internos de la Isla.
No sé realmente el desenlace de esta campaña y si Cuba, soberanamente, impedirá la presencia del señor Almagro en La Habana. Por mi parte, aconsejo a nuestras autoridades no permitir este show indecente que lesiona la dignidad de nuestro pueblo mayoritario, quien no necesita de la OEA como veedor en materia de Derechos Humanos. Nuestra democracia no puede ser cuestionada más que el propio pueblo y la mano ajena en este asunto no es bien recibida. También sobre el señor Almagro existe la seria duda de sus vínculos con la derecha latinoamericana.