Por Arthur González.
Recientemente medios financiados por Estados Unidos para sus cruzadas anticubanas, divulgaban un artículo escrito por Tania Catalina Díaz Castro, quien integró en 1988 el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, dirigido en ese entonces por Ricardo Bofill Pagés, en el cual alaba las acciones cometidas por la agente de la CIA, María Leopoldina Grau Alsina, conocida como Polita.
En su escrito Tania Catalina proyecta la verdadera conciencia de quienes se auto titulan “disidentes”, cuando en realidad muchos son terroristas y ejecutaron actos por los que en Estados Unidos aun estuvieran encarcelados, pues la casi totalidad de los hoy presos en la cárcel en la base naval yanqui en Guantánamo, no han realizado ni un octavo de las actividades ejecutadas por los contrarrevolucionarios a las órdenes de la CIA.
Según la versión edulcorada que expone dicho artículo, “la Seguridad del Estado cubana, le solicitó a su tío, el expresidente de la República Ramón Grau San Martín, medio millón de dólares por liberarla”, cuando fue detenida por los delitos cometidos contra el pueblo cubano.
Fantasía risible de Díaz Castro, porque no existen antecedentes entre los cientos de presos por actividades contra la Revolución.
Pero lo que denota la esencia de esos “opositores” al servicio de Estados Unidos”, es el reconocimiento de que en realidad son terroristas, a partir de las historias de crímenes y delitos comunes cometidos, que en nada tienen que ver con ideas políticas.
Publicaciones de la época, aseguran que Polita Grau fue reclutada por la Agencia Central de Inteligencia en 1960, dedicándose a diversas actividades, desde la recolección y envío de informaciones requeridas, hasta la ejecución de planes de asesinato, hechos que en cualquier país del mundo se sancionan fuertemente.
Con total cinismo Polita le reconoció al periodista cubano Luis Báez, su participación en planes de la CIA, incluido el haber recibido unas pastillas, con un potente veneno, para asesinar a Fidel Castro, situación que prueba contundentemente su trabajo como terrorista, cuando integraba una organización contrarrevolucionaria, de las tantas que fabricó la CIA para derrocar a la Revolución.
Su hermano Ramón, Mongo, Grau, también fue reclutado por la CIA, sancionado y condenado a prisión por espionaje al servicio de Estados Unidos.
Informaciones publicadas, afirman que ambos transmitían el resultado de las órdenes recibidas de la CIA, a través de un diplomático belga, a quien le habían entregado un equipo especial para transmitir de forma codificada, guardado en su embajada.
Otra de las vías empleadas fueron las aerolíneas Pan American Airlines y Mexicana de Aviación.
Un informe desclasificado de la CIA de la Operación Mangosta, reconoce totalmente esta situación, al exponer:
“Washington 19 de Julio del 62.
Lo que esperábamos lograr en la fase II, se logró lo siguiente, B) La línea Pan American está buscando ayuda a través del Dpto. para aminorar la pérdida que aguanta PAA de su vuelo Miami-Habana.
[…] PAA se niega a continuar el servicio indefinidamente sin la ayuda de EE.UU. El Dpto. piensa que, puesto que los aviones de la PAA son la principal ruta de escape de los cubanos anti Castro, EE.UU. tiene un interés en ver que los vuelos se mantengan, tanto del punto de vista de nuestra posición pública y de la recogida de inteligencia”.
Otro elemento que prueba la labor despreciable de María Leopoldina, fue su plena y activa participación en la cruel y despiadada Operación Peter Pan, diseñada por la CIA para amedrentar a las familias cubanas, mediante la divulgación de una falsa ley de pérdida de la patria potestad que aprobaría la Revolución, con el objetivo de quitarle los hijos a los padres.
Para ejecutarla, la CIA utilizó las trasmisiones radiales contra Cuba, haciendo circular en diciembre de 1960 el aviso:
“Madre cubana, la próxima ley del gobierno cubano será la de quitarte a tus hijos desde los cinco años y devolvértelos a los 18 convertido en un monstruo materialista, acude a las iglesias para seguir las orientaciones de los sacerdotes”.
La CIA logró separar a 14 mil 048 niños que fueron recibidos en Estados Unidos por sacerdotes católicos, reclutados para la tarea, situación que dañó psicológicamente a esos infantes y en muchos casos no vieron a sus padres hasta años después.
Realmente quien les quitó la patria potestad a esos padres fue la propia CIA, con la participación de Polita y una de las agentes más importantes de los Servicios de la Inteligencia británicos, introducida en Cuba después de la 2da Guerra Mundial, nombrada Phyllis Howell Powers, conocida como Penny, quien contaba con una experiencia similar, al sacar de la Europa ocupada por los nazis, a unos 10 mil niños judíos, que jamás volvieron a ver a sus padres.
Un documental realizado por la estadounidense Estela Bravo, atestigua esas actividades, e incluso la mordacidad de Polita al no arrepentirse por el daño causado a las familias cubanas.
Muchas calumnias han tejido contra Cuba los asalariados de la CIA, pero la verdad se abre camino contra viento y marea, prueba de eso es que el pueblo cubano continua mayoritariamente apoyando a la Revolución, mientras los contrarrevolucionarios son despreciados, incluso abandonados por los propios norteamericanos.
Hoy muchos de ellos viven de sus mentiras con tal de recibir algunos dólares para sobrevivir, algo reconocido por los diplomáticos yanquis en sus informes al Departamento de Estado y a la CIA, al exponer:
“…más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día…. la búsqueda de recursos es su principal preocupación…”
Calificar de “valerosa” y “salvadora” de miles niños cubanos del comunismo, a una terrorista y asesina en potencia, es la prueba de como la contrarrevolución, creada y mantenida por la CIA, desinforma a la opinión pública mundial, con sus campañas mediáticas.
Leopoldina fue detenida en 1965 y condenada a treinta años de prisión. Trece años después, en 1978, el gobierno cubano la liberó y emigró al país de sus amos.
Esa terrorista debió haber leído a José Martí, para saber que este dijo:
“…! el arrepentimiento no empieza sino con el horror y vergüenza de la culpa!”