Por Arthur González
No por ser conocidas las posiciones históricas de la Iglesia Católica cubana respecto a la Revolución cubana, deja de llamar la atención su participación en los planes trazados dentro de la nueva Directiva Presidencial PPD-43, del presidente Barack Obama hacia la Isla, por su forma tan abierta y pública.
Un artículo del folletín anticubano Diario De Cuba, DDC, sufragado con dinero de la Casa Blanca como parte de su guerra psicológica contra el pueblo cubano, dio a conocer los “avances” de la Iglesia en el pretendido empoderamiento que tanto desea ejecutar Estados Unidos, especialmente con los jóvenes.
De acuerdo con lo comentado por DDC:
“Muchos de los negocios privados exitosos de La Habana y otras ciudades del país tienen la huella del Proyecto Cuba Emprende (PCE), una iniciativa de la Iglesia Católica en Cuba que ofrece formación y asesoramiento a emprendedores privados”.
En el año 2012 el Arzobispdo de La Habana comenzó esa acción dirigida a los jóvenes que deseaban iniciarse como trabajadores privados, utilizando locales en sus parroquias, a pesar de que entre sus misiones en la Isla no se contempla la formación, ni educación de la población, excepto la evangélica. Se desconoce de dónde proviene el alto financiamiento.
No hay dudas que lo ejecutado por la Iglesia Católica cumple al pie de la letra, lo señalado el 17.12.2014 en el Comunicado Oficial de la Casa Blanca, al informar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el gobierno de Cuba, donde se afirma sin tapujos:
“Los cambios introducidos en nuestra nueva política potenciarán aún más nuestro objetivo de empoderar al pueblo cubano”.
“Nuestros esfuerzos se enfocan en promocionar la independencia de los cubanos para que no tengan que depender del estado cubano”.
“La administración continuará implementando programas de EE.UU. enfocados en promover el cambio positivo en Cuba…”.
“Al final, los cubanos conducirán las reformas económicas y políticas”.
Reafirmando el diseño de su nueva estrategia para desmontar el socialismo cubano desde adentro, el 26 de enero del 2016 fueron publicadas nuevas medias que flexibilizan el control y las regulaciones impuestas por Estados Unidos, pero al respecto, la Secretaria de Comercio, Penny Pritzker, aseguró en su cuenta Twitter:
“Las provisiones están diseñadas para apoyar al sector privado emergente en Cuba y colocarnos más cerca de alcanzar las metas históricas de política exterior del presidente Obama y fortalecer la sociedad civil cubana”.
Estos elementos prueban que el Proyecto Cuba Emprende, iniciado por la Iglesia en mayo del año 2012, está dentro de los planes yanquis de inculcarle a la juventud cubana que el trabajo privado, independiente del Estado, le reportará mayores beneficios, al considerar que “la economía socialista es un fracaso”.
Para introducir esa línea de pensamiento cuentan con tres sedes en el país, la primera abierta en el Centro Cultural Padre Félix Varela, ubicado en el edificio que antes ocupó el Seminario de formación de sacerdotes católicos San Carlos y San Ambrosio, en la Habana Vieja.
Los otros dos fueron abiertos en parroquias católicas en las provincias de Cienfuegos y Camagüey, todos tolerados por las autoridades estatales cubanas a pesar de no contar con respaldo legal para tales actividades.
Según las bases del Proyecto Cuba Emprende, está dedicando a “entrenar a los jóvenes en temas que les permitirán desarrollar una empresa privada próspera”, con el apoyo de profesores cubanos y extranjeros procedentes de universidades españolas y de otros países.
Desde hace cuatro años Cuba Emprende ha desarrollado cursos de larga duración, talleres, encuentros, expo-ferias y otras variantes formativas y de asesoría.
La actuación de la Iglesia Católica no deja lugar a dudas y para aclararle a los incrédulos, solo deberán leer lo expresado en la actual Directiva Presidencial de Obama, la cual señala:
Estados Unidos desea “Una Cuba próspera y estable que brinde oportunidades económicas a su pueblo. […] así como el desarrollo de un sector privado que ofrezca mayores oportunidades económicas para el pueblo cubano. […]”“Los esfuerzos de normalización han aumentado las expectativas de los cubanos, de mayores oportunidades económicas.
“Se calcula que 1 de cada 4 cubanos empleados participa en un sector de emprendedores, un sector privado emergente, dinámico e independiente. La expansión del sector privado ha aumentado los recursos para las personas cubanas y ha creado aperturas incipientes para que los emprendedores cubanos participen con empresas y organizaciones no gubernamentales de los Estados Unidos […] “
“Los Estados Unidos continuarán apoyando vínculos entre personas por medio de intercambios del gobierno o patrocinado al nivel privado, incluyendo los temas de educación, cultura, negocios, ciencias, medioambiente, tecnología y deportes”.
La respuesta del por qué Obama autorizó la participación de las empresas de telecomunicaciones estadounidense en el mercado cubano, está recogida explícitamente en la mencionada directiva, al exponer:
“…el aumento del acceso a Internet está impulsando la conectividad de los cubanos con el mundo y expandiendo las capacidades del pueblo cubano, especialmente de los jóvenes, para intercambiar información e ideas. Los Estados Unidos están preparados para apoyar políticas del gobierno cubano que promuevan la igualdad social y la actividad económica independiente”.
Los yanquis no hacen nada por gusto y ahí están sus dobles intenciones.
Sus propósitos ya no se clasifican como Top Secret; su nueva política expone abiertamente los objetivos a alcanzar y lo mismo hacen aquellos que como la Iglesia Católica participan en el intento por desmontar el socialismo cubano desde adentro.
No en balde la candidata presidencial Hillary Clinton apoya la línea de Obama, algo que recalcó en Miami el mes de agosto del 2015, cuando expresó:
[…] “pude comprender que nuestra política de aislar a Cuba estaba fortaleciendo las garras de Castro en el poder en vez de debilitarlas, […] estábamos ayudando al régimen para que mantuviera a Cuba como una sociedad cerrada y controlada, en vez de promover la apertura positiva a la influencia externa en la misma forma que lo hicimos de forma tan efectiva con el antiguo bloque Soviético y en otros lugares…”
La posición de la Iglesia Católica cubana recuerda obligatoriamente la llamada Santa Alianza, establecida entre el presidente Ronald Reagan y el Papa Juan Pablo II, para derrotar el socialismo en Europa del Este, tomando a Polonia como punta de lanza.
De ahí que la propia Directiva PPD-43 reconoce que:
“Consultaremos con actores no gubernamentales, como la Iglesia Católica y otras entidades religiosas…”
La historia se encargará de juzgarla por su participación en la criminal Operación Peter Pan, en el apoyo y estimulación a las organizaciones contrarrevolucionarias de corte terrorista de los años 60 del siglo XX y sus pastorales oportunistas de los años 90, cuando pensaban que la Revolución caiga cual ficha de dominó, junto al resto de los países socialistas europeos.
No hay nada contra la religiosidad, sino frente a las posiciones pro yanquis que persiguen el cambio de sistema en una Isla que logró romper las cadenas de la desigualdad, el desempleo, el analfabetismo y las inmensas diferencias sociales, con las que convivió la Iglesia Católica cubana sin exigir nunca la desaparición de aquel sistema capitalista.
Una vez más tendremos que recordar a José Martí cuando dijo:
“¡Ah! La religión, falsa siempre como dogma a la luz de un alto juicio…”