Ver para creer, y que conste no es propaganda a favor de la Revolución, pero la vida se encarga de poner las cosas en su justo sitio. Así sucede con la asalariada Rosa María Payá, la cual negoció una visa como refugiada política en la embajada de Estados Unidos en La Habana, a cambio de aceptar ser actriz de las campañas mediáticas contra su país.
Para los que no recuerdan o no la conocen, Rosa María es la hija de un viejo asalariado de los Estados Unidos, Oswaldo Payá Sardiñas, quien tenía fuertes disputas con otros miembros de la fabricada “oposición” interna en Cuba, muerto en un accidente de tránsito en un auto conducido a exceso de velocidad por el español Ángel Carromero.
Ese español fue enviado a la Isla por Esperanza Aguirre del Partido Popular, para repartirle dinero a la contrarrevolución y sufragar sus acciones contra la Revolución, y por el homicidio de Paya Sardiñas y de su compinche Harold Cepero, fue sancionado a cinco años de prisión. Su juicio fue presenciado por el embajador y el cónsul general de España, comprobando la culpabilidad del acusado y la transparencia del proceso. Fue deportado a España y hoy goza de libertad.
De ahí se derivó la entrevista de Rosa María y su madre, Ofelia Acevedo, con diplomáticos yanquis fuera de la misión diplomática, en La Habana donde ambas se comprometieron a colaborar con la política anticubana de Estados Unidos.
Al arribar a Estados Unidos fueron recibidas por los integrantes de la mafia terrorista anticubana, especialmente por Ileana Ros-Lehtinen y Marco Rubio, siendo enviadas rápidamente a Europa para acusar al gobierno de Cuba por la muerte de Oswaldo Payá, algo que no pudieron probar y rechazado en las cortes españolas por falta de pruebas ante tal imputación.
Ante el fracaso, los yanquis le cambiaron la línea de acción, creándole a Rosa María un supuesto movimiento denominado “Cuba Decide”, en el Centro Loyola de La Habana, algo que causa risa pues supuestamente es para que el pueblo cubano decida su destino, y por tanto es algo que no explica el motivo de que su proselitismo político lo realice en el exterior.
La respuesta es una sola, en Cuba no tiene respaldo de nadie, ni siquiera de otros “disidentes”, pues hasta el farsante manipulador de veinticinco “huelgas de hambre”, Guillermo Fariñas, la acusa de mentir por las supuestas firmas que Rosa María asegura haber recopilado, con el propósito de solicitar un referendo en su patria.
Ahora, en su nuevo viaje turístico financiado por la mafia anticubana de Miami, Rosa María Payá Acevedo fue enviada nada menos que a Bolivia, donde Cuba tiene una imagen muy favorable debido a la ayuda solidaria que brindan sus médicos y especialistas de la salud.
En una maniobra sin futuro para dañar al presidente Evo Morales, se reunió en La Paz el pasado viernes 14.10.2016, con parlamentarios y líderes de la oposición boliviana, entre ellos diputadas de las opositoras Unidad Demócrata (UD) y del Partido Demócrata Cristiano (PDC). También fue recibida por el líder de esta última fuerza, el expresidente boliviano Jorge Quiroga (2001-2002).
A esos bolivianos les fue a pedir apoyo para su iniciativa contrarrevolucionaria, de consultar a los cubanos en un soñado referendo, para saber si quieren elecciones libres, justas y plurales.
Habrá que ser muy estúpido para no darse cuenta de la artimaña, porque no son los bolivianos opositores al presidente Evo Morales, quienes puedan influir en los cubanos, sino los propios ciudadanos de Cuba a los que debería consultar, pero sabe de antemano que nunca alcanzará respaldo popular.
Sin duda alguna, esas reuniones deben haberlas coordinado algún diplomático yanqui de los que instruyen y abastecen a los partidos contrarios a Evo Morales, desde la misión de Estados Unidos, pues ella no es conocida en Bolivia.
La mafia anticubana de Miami, integrada por esbirros del dictador Fulgencio Batista o los hijos de esos testaferros, nunca aceptaron la derrota a manos del ejército rebelde encabezado por Fidel Castro, y son los que la CIA utilizó desde 1959 para ejecutar actos terroristas contra el pueblo cubano, algo demostrado en cientos de documentos desclasificados recientemente por el FBI.
Los yanquis no aprenden la lección, de ahí que trascurrido casi 60 años aún persistan en fabricar una supuesta oposición en Cuba, conocida solamente en las embajadas extranjeras en La Habana y en ciertos lugares en el exterior.
Rosa María y sus patrocinadores deben entender que los cubanos ya decidieron el rumbo que deseaban, cuando unidos lograron vencer las huestes del sanguinario Batista, a pesar del apoyo y asesoramiento que tenían del ejército norteamericano.
Mientras, Rosa María y otros “disidentes” siguen disfrutando en sus giras turísticas por el mundo, con el dinero que aportan los contribuyentes de Estados Unidos, pues otras cosas no podrán alcanzar entre la población cubana, porque como aseguró José Martí:
“Solo lo genuino es fructífero”.