Después de que se hiciera pública la fecha de la visita del presidente de Estados Unidos a Cuba, Berta Soler viajó a Miami para recibir las instrucciones de sus jefes de la mafia anticubana sobre cuál sería el accionar de las llamadas Damas de Blanco durante el viaje de Obama.
Entre los instructores de “desobediencia civil” de la líder de las Damas de Blanco se encontraban nada menos que los expertos en terrorismo Santiago Álvarez Fernández Magriñá, Orlando Gutiérrez Boronat y Rodolfo Rodríguez San Román.
Los expertos, viejos compañeros de lucha del Bin Laden de América, Luis Posada Carriles, en una reunión celebrada en la mal llamada Casa del Preso, le fijaron un programa de provocaciones a la “pacifista” Soler para ser ejecutado días antes de la visita del presidente norteamericano.
Según los instructores de la mafia Berta Soler y sus Damas deberían organizar actos contrarrevolucionarios en lugares como la Asamblea Nacional del Poder Popular, la Plaza de la Revolución u otros de especial significación para los cubanos.
En dichas acciones las Damas de Blanco pronunciarían ofensas contra los presidentes Obama y Raúl Castro, esparcirían propaganda subversiva, y generarían actos de violencia y desórdenes que pusieran a prueba la paciencia de las autoridades.
Parte esencial del programa concebido por la mafia terrorista de Miami sería la realización, el 20 de marzo, de una marcha desde el parque de Santa Rita hasta la sede de la embajada estadounidense en La Habana.
Desde enero varios mercenarios han recibido entrenamiento en la Universisad Internacional de la Florida para sabotear la visita del presidente norteamericano a la Isla.
El programa de las Damas de Blanco en contra de la visita de Obama a la Isla tendría como fin último generar una imagen mediática para resaltar la posición opuesta al restablecimiento de la relaciones entre Cuba y Estados Unidos de sus financistas, entre quienes se encuentran los congresistas Ileana Ros-Lethinen y Mario Díaz-Balart, con quienes también se reunió durante su reciente viaje a Miami.
La mafia anticubana de Miami, que destina 17 mil dólares mensuales a las llamadas Damas por su militancia, se opone a la nueva política del gobierno de Estados Unidos porque pone en quiebra a la llamada industria anticubana que, desde hace más de medio siglo, funciona en la Florida. (MHL)