Por M. H. Lagarde
Yoani Sánchez conversó ayer via internet con el nuevo Otto Reich con faldas, la secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para Latinoamérica, Roberta Jacobson.El tema de dicho díalogo era nada menos que el papel de la mujer en Cuba por lo que la mercenaria aprovechó la ocasión para lanzar la “profunda” idea de que , en el sentido del discurso político”.
Las faldas en realidad son lo de menos. Si se fija bien en sus amigos de la mafia de Miami, la mercenaria podría darse cuenta enseguida de que algunas que llevan faldas son en realidad las que llevan los pantalones, no solo en la Florida, sino, por lo visto, hasta en el Departamento de Estado .
Al final, lo mismo con la Jacobson con pantalones que Roger Noriega con faldas, la política de Washington de criar y amamantar mercenarios al estilo de Yoani Sánchez es la única moda que no cambia.
Lo único que ha cambiado es que, tal y como ocurre en los teatros de títeres modernos -después de la televisión e internet nadie puede engañar a los niños-, los titiriteros ya no se ocultan tras los telones para mover a sus marionetas.
Por eso, hemos visto recientemente al vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, moviendo a la muñecona de Berta Soler en el escogido escenario de la Casa Blanca y a la Jacobson haciendo otro tanto con la bloguera Sánchez, casualmente, el mismo día que el mundo condenaba, por vigésima segunda vez, el bloqueo contra Cuba en la ONU y a solo unos días de que el Foro Económico Mundial colocara a Cuba en el lugar 15 de los mejores países para ser mujer.
Entre los aspectos contemplados para que Cuba ocupe dicho puesto estuvo el que la pequeña Isla del Caribe tiene el mayor índice de mujeres parlamentarias del mundo (un 45,2 por ciento) y que además cuenta con un alto porcentaje de mujeres en puestos profesionales y técnicos (un 60 por ciento del total).
De hecho, hasta la mismisima Yoani Sánchez debe figurar en esa estadística. Como se sabe, a pesar de su pobrísimo origen social, ella alardea de haber nacido en un solar de Centro Habana, la archi famosa bloguera se graduó de filología en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.
Aunque nadie se extrañe si mañana, y acorde a la nueva estrategia de quitarse la careta, nos enteramos de que realmente la bloguera más rica del mundo cursó estudios superiores nada menos que en la Facultad Mercenaria de la SINA.
A propósito de la SINA, Caulfield debería andarse a la viva, porque tal y como van las cosas, en cualquier momento Macho Rico (el esposo de Yoani) lo sustituye como jefe de la Misión yanqui en La Habana, o por lo menos, se lo cuelgan de segundo.