Cubaencuentro ha publicado un artículo de Domingo Amuchástegui Álvarez, en el que se afirma que la credibilidad de Yoani Sánchez se encuentra en entredicho a partir de asumir en sus declaraciones el discurso ultrareaccionario del exilio histórico de Miami. Ella que fuera tan “apolítica”, “sin preferencia partidistas” y “lejos de compromisos ideológicos” ha aceptado su abrazo mortal y se ha convertido en su golden girl.
Les ofrecemos algunos de los fragmentos en los que se declara que la bloguera viajera, a partir de sus opiniones y de las compañias de las que se ha rodeado, ha dejado de ser la última esperanza para un “cambio” en Cuba.
Un acontecimiento crucial tuvo lugar en el curso de su gira, comenzando con su visita a Brasil. Yoani perdió su intento por mantener cierta posición política centrista. Su condena inicial al embargo de EEUU y su reclamo de que se levante unilateralmente, su demanda acerca de la necesidad o conveniencia de que Los Cinco de Miami fueran liberados, su posición en favor de que se permita el turismo normal de ciudadanos norteamericanos a Cuba, su argumentación en pro de la devolución del territorio cubano donde se localiza la Base Naval de Guantánamo, combinado todo ello con sus críticas al Gobierno cubano, su falta de democracia y libertad, y caracterizando los actuales cambios y reformas en Cuba como “cosméticos,” etc. cambió de la noche a la mañana tan pronto tuvo conocimiento de la ola de críticas, ataques e insultos de variadas fuentes en Miami y Washington, DC.
Al día siguiente se disculpó por demandar la libertad de Los Cinco, diciendo que esto lo había dicho en un plano irónico, como una broma, ya que ellos eran culpables, como se les acusaba, y comenzó a enfatizar que el embargo era la coartada de Cuba —no una intervención en los asuntos internos de Cuba, como previamente había planteado— para justificar sus fracasos y que debería ponérsele fin sólo después que Cuba ceda ante determinadas pre-condiciones de parte de EEUU, y nunca más volvió a abordar reclamos como el turismo norteamericano y Guantánamo; al siguiente día —luego de sintonizar su frecuencia con Miami— se concentró enteramente en estos nuevos enfoques “rectificados” y constantemente enfatizando el discurso convencional de “cambio de régimen.” Estas nuevas “credenciales” abrían el camino para su grandiosa recepción en EEUU y Miami en particular.
Pero, al hacer esto, perdió su pretendido centrismo —”apolítico”, “sin preferencias partidistas”, “lejos de compromisos ideológicos”— y se fusiona con el discurso convencional del exilio y consiguientemente con las viejas generaciones del exilio. A falta de otras alternativas, estas optan por convertir a Yoani en su última esperanza.
El lobby cubano —recientemente caracterizado por el Profesor William Leogrande publicado en Foreign Policy como un “ala derechista basada en el odio a Castro”— convirtió a Yoani en golden girl y Yoani aceptó este abrazo mortal con su largo registro de derrotas y políticas fracasadas desde 1958, perdiendo de vista un señalamiento hecho recién por otro experto exiliado, Arnaldo Fernández, en el blog de Emilio Ichikawa. Planteó: “La premisa de partida para enfrentar al castrismo es: Que no ha dejado de vencer.”
En este abrazo, Yoani ha pasado por alto el viejo refrán de Don Miguel de Cervantes: “Dime con quién andas y te diré el tipo de persona que eres”. Y al hacerlo, Yoani deja de ser la última esperanza. Ella lo sabe perfectamente; ella es lo suficientemente educada y astuta para percatarse de esto, pero ésa es su opción y con esta sobreviene su fracaso. Como dijo un escritor español y periodista hace muy poco acerca de la credibilidad de Yoani: “El tiempo que durará su credibilidad queda por ver”. En los últimos 25 años, Miami ha conocido otros íconos y salvadores provenientes de la Isla; hoy son nada y ni siquiera recordados.
(Publicado originalmente en Cubaencuentro)